La elección de convertirse en una madre sustituta generalmente se complica por un sentimiento conflictivo, más que nada por la remuneración económica asociada con el proceso. La maternidad generalmente no se paga, y las motivaciones de las madres sustitutas tienden a someterse bajo escrutinio. Sin embargo, la mayoría de las madres sustitutas te dirán que están más interesadas en la recompensa emocional que en la económica.
La maternidad de alquiler se considera como una experiencia emocional de alto riesgo. Estamos hablando de llevar a un ser humano en el vientre para alguien más, a veces un extraño, con todas las demandas físicas y psicológicas de un embarazo.
Sabiendo esto, los centros calificados de infertilidad someten a madres sustitutas potenciales a un proceso de chequeo psicológico riguroso para asegurar la salud mental de sus candidatas. Pero justamente es esta gran emoción que motiva a la mayoría de las madres sustitutas a pasar por el proceso, a veces una y otra vez.
“Ser una madre sustituta es poderoso. Estás llevando los sueños de alguien”, dice Amy, quien fue madre sustituta dos veces. “No hay otro sentimiento en el mundo como el de estar embarazada. Amé cada minuto del embarazo de mis dos hijos, pero mi esposo y yo decidimos no tener más”. Amy estaba buscando revivir ese sentimiento de felicidad increíble al momento del nacimiento de un bebé. Naturalmente, se decidió por ser madre sustituta. Ella dice que se sintió diferente estando embarazada de sus dos hijos que cuando era madre sustituta. “Te importa esta vida que crece dentro tuyo, pero desde el comienzo sabía que no era mía”. Amy se acuerda de lo felíz que fue la primera vez que vio a sus hijos. “De alguna forma, es aún más increíble cuando ves las caras de los padres a los que les haces de madre sustituta, que tal vez no hubieran tenido ese momento sin mi”.
Si la recompensa emocional es tan gratificante, ¿por qué hacerlo por dinero? Según Amy y muchas como ella, no quería arriesgarse a ser una carga económica para su familia al quedar embarazada. “Terminé necesitando algunas semanas de reposo absoluto y falté al trabajo. Hubiera sido difícil para nosotros”.
En una entrevista con NPR sobre el tema, Elaine Gordon, una psicóloga clínica de Los Ángeles que aconseja a parejas en la construcción de familias, incluso maternidad de alquiler, y en el tema del pago, va derecho al grano: “Creo que la gente siente automáticamente que si hay dinero involucrado no hay altruismo involucrado y eso no es necesariamente cierto”, dice. “Todos somos compensados por el trabajo que hacemos, y queremos hacer un buen trabajo a pesar de ser compensados”.
Aunque las madres sustitutas admiten que la remuneración económica es grande, la mayoría dicen que el sentimiento de ayudar a alguien a crear una familia es una recompensa que dura mucho más.